¡Qué Vulvaridad! Judith Butler (24 de febrero de 1956 Estados Unidos - actual) Destacada activista y filósofa, sus aportaciones en los campos de la teoría feminista, queer y los estudios de género han causado un notable impacto en ámbitos tan diversos como son la teoría política, los estudios literarios, el psicoanálisis o el derecho.
Leerla y comprenderla, son dos tares totalmente diferentes, acá te comparto mi síntesis de “El género en disputa. El feminismo la subversión de la identidad” de Judith Butler esperando compartirte parte de los cuestionamientos de esta gran filosofa.
Cuando comencé a estudiar sexología, el concepto “género”, era relativamente sencillo, lo biológico, era la respuesta obvia, o se es mujer (hembra) o se es hombre (macho). Muy pronto comprendí lo básica y equivocada que estaba.
No contaba con conocer a Butler, que vino a mover todas mis construcciones y a hacerme replantear aún más mi lugar, mi construcción y lo que la “sociedad” ha delegado y elegido para mí por haber nacido con vulva....
La sexualidad humana se construye a partir de cinco potencialidades: la erótica, la vinculación afectiva, la reproductividad, el sexo biológico y el género. (VER DIVERSIDAD SEXUAL)
SEXO BIOLÓGICO: Se refiere a los cuerpos sexuados de las personas: características biológicas (genéticas, hormonales, anatómicas y fisiológicas) Conjunto de características físicas heredadas genéticamente que definen corporalmente en Hembras XX, Machos XY e intersexualidades combinación y/o mosaico XXY, XO.
El género, es la construcción social de sistemas de creencias actividades, roles y formas de ver el mundo que se aprenden desde el nacimiento. Es una categorización social que define y clasifica a los seres humanos en binomios: Hombres y Mujeres.
"El género es la transformación psicológica del self " (Se construye) John Money y Anke Ehrhardt
Para Butler, el género siendo un campo de ambivalencias, siempre es un fracaso. Plantea que el “sexo” entendido como la base material o natural del género, como un concepto sociológico o cultural. Sexo es igual a naturaleza y género a cultura. En otras palabras, que la idea del “sexo” como algo natural se ha configurado dentro de la lógica del binarismo del género, fomentando una heterosexualidad forzada. Siendo el “género” una norma que se ejerce de manera coercitiva que nos impide el libre fluir y evita la flexibilidad, teniendo que escoger dentro del binarismo para poder “encajar” en la sociedad.
Los estereotipos, siendo imágenes del género, son relaciones sociales que se acumulan y normalizan estas conductas y/o patrones homogeneizadores de la “normalidad”. Ser hombre o mujer, es el resultado de una construcción social y cultural. No está prescrito en ningún código ni en nuestros cromosomas ni en nuestros órganos sexuales. La biología establece la constitución cromosómica para la mujer en XX y para el hombre XY.
Recientes investigaciones han localizado en el ADN de algunas personas, la distribución contraria a la esperada, es decir, siendo considerado médicamente sujetos masculinos, encontrar una constitución cromosómica de XX y a la inversa. Butler, entonces, entiende por qué aun cuando un hombre XX no tenía un cromosoma Y detectable, era, de hecho, hombre. De la misma manera podríamos explicar la presencia del cromosoma Y en muchas mujeres. Estos descubrimientos ponen en duda, para ella, las designaciones de hombre y mujer, que parecían implícitas al recurrir a los genitales externos.
"De hecho, si los genitales externos bastaran como criterio para determinar o asignar el sexo, entonces la investigación experimental del gen maestro casi no sería necesaria". Judith Butler
La relación entre los sexos a partir del sistema falocéntrico, refiriéndose a una forma de exclusión negativa y universal hacia la teoría feminista, hace que la discusión entre género y sexualidad, se centre hacia una heterosexualidad obligada.
Según Catherine MacKinnon, a la que ella cita, "tener un género significa haber establecido ya una relación heterosexual de subordinación". Es decir, la idea común de género implicaría per se, que "la jerarquía sexual lo produce y lo consolida". Para Monique Wittig la destrucción del "sexo" es esencial para que las mujeres puedan asumir la posición de un sujeto universal. Ella dice que no hay dos géneros, sólo hay uno: "el femenino, pues el masculino no es un género. Porque lo masculino no es lo masculino, sino lo general". En la cita de Beauvoir, de El segundo sexo: "no se nace mujer: llega una a serlo". A partir de esta frase, Butler infiere un "cogito"[1]en la acción de llegar a ser mujer y le permite sostener la idea de que un sexo podría no cumplir las condiciones de un hecho anatómico. Por lo tanto, el sexo siempre habría sido género y por ende, se construye.
El género debe estar apoyado en la metafísica[2]de la sustancia[3]resultando así, que el género es performativo, que se construye y desarrolla y que, por tanto, no existe un sujeto preexistente a la acción: "el género es un hacer".
Según Butler, el género es un performance (se actúa), adoptamos un rol, actuamos y reaccionamos adecuadamente al rol, siendo crucial para el género que presentamos al mundo. Decir que el género es performativo, es diferente, ya que tiene que producir una serie de efectos: caminar actuar y hablar, de manera en que consolida la impresión de ser hombre o mujer.
Fuera de una realidad interna o un hecho, en realidad se trata de un fenómeno producido y reproducido todo el tiempo. Decir que el género es performativo, quiere decir que nadie es un género realmente si no una representación de lo masculino o lo femenino. Si consideramos al género como performativo y por lo tanto flexible, este sujeto puede a su gusto situarse en un género o en otro a lo largo de su vida.
Si desde el esquema freudiano se parte de la idea normativa que la identificación de género se opone y excluye la orientación del deseo, identificarse como mujer implicaría que el deseo debería orientarse hacia la posición masculina, y viceversa. Butler planteará que esto no es necesariamente así. (Este es el prejuicio que permite entender el hecho de que históricamente se haya pensado en la idea de que un hombre que desea a otros hombres tenderá a ser necesariamente afeminado, y lo mismo en el caso de las mujeres, que si desean lo femenino, esto deberá asociarse con la identificación con lo masculino) Desde el punto de vista de Butler, deseo e identificación no tienen por qué ser mutuamente excluyentes.
Todo esto me lleva a mirar y cuestionar la necesidad del hombre por entender, clasificar, describir y etiquetar la conducta, las pasiones, el deseo y la sexualidad, al grado de castigar lo que se sale de la norma como si fuera una patología. En vez de respetar la diversidad y mirar desde el amor hacia uno mismo y hacia el otro. La historia está llena de guerra, odio, castigo y vergüenza a falta de conocimiento laico y científico.
Si tan solo comprendiéramos que la humanidad se crea a partir de las diferencias, cohabitaríamos la tierra en paz sin pretender ejercer un “poder” hacia el que no es parte de la norma. El querer encajar en cajitas heteronormativas, siendo presas de la ignorancia, solo nos llevara a seguir alimentando la intolerancia y el odio ocasionado por falta de empatía. La solución es leer, cuestionarme, informarme e informar, ayudar a no seguir repitiendo patrones heredados desde la ignorancia.
Seguiré de-construyéndome y re-leyendo a Butler, esperando encontrar en sus textos luz para seguir buscando nuevas formas de mirarme y mirar, cuestionando todo y nada.
Desde el amor Alexa Castillo Nájera Zaliv.
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